miércoles, 30 de mayo de 2012

Monografía 2000 palabras


Pregunta de investigación:
Mi pregunta de investigación para esta monografía es hablar sobre la ética de Aristóteles o lo que es lo mismo, la ética aristotélica.
La biografía de Aristóteles
Aristóteles nació el 384 a.C. en una pequeña localidad macedonia muy cercana al monte Athos, conocida como Estagira, que de ahí viene el sobrenombre de El Estagirita, y murió en el 322 a.C., en la isla de Chalcis, tierra de su madre, a la avanzada edad de sesenta y dos años. Fue un filósofo lógico y científico de la Antigua Grecia, sus ideas han tenido una gran influencia sobre la historia intelectual de Occidente durante dos milenios. Escribió 200 tratados, tratando diversos temas, entre ellos encontramos temas como lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retorica,  física astronomía y biología. Él transformó todas las áreas que trataban sobre el conocimiento. Se le reconoce como el padre fundador de la lógica y de la biología, porque los primeros textos tratando estos temas, Aristóteles es el autor.
Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia, etc. Para su época, tenía conceptos muy novedosos, lo que para nosotros ahora, la misma idea, es de sentido común.
Ética aristotélica
La ética de Aristóteles es una ética relacionada muy de cerca con la felicidad. Pero no únicamente se relaciona con la felicidad, si no también es considerada una ética de la virtud, puesto que es el medio más accesible y con un camino más seguro hacia la felicidad.
La felicidad, técnicamente hablando, podríamos decir que es un estado de ánimo que varia dependiendo de la ocasión, ya que suele llegar cuando la persona cree que ha alcanzado una meta que deseaba. Cuanto más grande fuese la meta, más grande la satisfacción de haberla conseguido, por lo tanto, una mayor felicidad. Esta felicidad crea una paz interior y nos proporciona un estado de satisfacción, también se podría dar a entender que es el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre. Esta felicidad para que sea completa tiene que ir acompañada de ciertas virtudes. Aristóteles no relaciona la felicidad con la capacidad de conocimientos que seamos capaces de almacenar, si no que para él la verdadera felicidad se encuentra teniendo en el alma las virtudes, ya que es de donde salen los sentimientos más puros y sinceros, ya que gracias a nuestro estado de animo que va unido a la felicidad que tengamos,  hace que los humanos nos comportemos de una manera determinada en vez de otra que podría ser completamente diferente. Por ello Aristóteles decía que:
"No basta que la acción tenga un carácter determinado para que la conducta sea justa o buena; es preciso también que el hombre actúe de un modo determinado ante todo, que actúe a sabiendas; en segundo lugar, que proceda en razón de una decisión consciente y que prefiera esa acción por si misma; finalmente, que actúe desde una posición firme e inquebrantable" Aristóteles, Ética a Nicómaco
Aristóteles escribió sus reflexiones en la “Ética a Nicómaco” también conocida como “Ética Nicomáquea”, escrito en diez libros.  Y en “Ética a Eudemo”, que Eudemo era un discípulo de Aristóteles, escrito en cuatro libros. Aristóteles escribía estos libros dedicados a su hijo Nicómaco.
En sus textos, que sus ideales se asemejaban a la ética de Platón, nos habla sobre el bien, que lo relaciona con el conocimiento. El hombre por naturaleza intenta buscar siempre el bien, el problema es que el hombre no sabe que es lo bueno y lo malo. Y lo que hace el ser humano, es identificar como bueno lo que considera bueno, y no lo que realmente es bueno y esta bien. Platón decía que había un único Ideal de Bien, igual para todos los hombres. Pero Aristóteles rechazaba este ideal, para él era imposible la existencia de un único bien, opina que si hay muchos modos de ser, también habrá muchos tipos de bienes.
"Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1).
"Siendo como son en gran número las acciones y las artes y ciencias, muchos serán por consiguiente los fines. Así, el fin de la medicina es la salud; el de la construcción naval, el navío; el de la estrategia, la victoria, y el de la ciencia económica, la riqueza". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1)
Al principio de la ética de Nicómaco, afirma que toda acción humana es realizada por un motivo concreto y con unos ideales finales, y el ideal final es el bien que se busca. Por lo que el fin está relacionado con el bien. Pero a veces, el hombre utiliza ese final para llegar a otro final y obtener otro tipo de bien. Por ejemplo, cuando se pinta un cuadro, no se hace con el único fin de hacer el cuadro y de que el cuadro este pintado, no, se hace con el fin de recordar algo, adorar a alguien, expresar los sentimientos… No se hace sólo por el hecho de pintar el cuadro. La cuestión es si todos los bienes están perseguidos por otros finales, o realmente hay un único bien con una única función. Podríamos decir, que unos bienes están subordinados por otros, hasta que llegamos a un fin, que es el último, que no comunica con otro fin. Nos percatamos de que los fines no son iguales, ya que dependen de la actividad que se lleve a cabo para obtenerlos. Las actividades son también diferentes. Aristóteles decía: “La felicidad es el bien último al que aspiran todos los hombres por naturaleza.” Aristóteles concluye que la felicidad consiste en tener una vida buena, pero no todos los hombres tienen el mismo concepto sobre la vida buena. Algunos consideran la vida buena, una vida llena de placeres, riquezas, estancias superficiales… Otros consideran que esta vida buena tiene que estar llena de momentos inolvidables y honestos.
Con esto, Aristóteles nos quiere hacer entender que no hay una definición para el Bien, no hay un término concreto para definir tal palabra. La ética, nunca ha sido, no es, y nunca será una ciencia.

Aristóteles habla de la “praxis”, que es una acción inmanente que lleva en sí misma su propio fin. También habla de la “poiesis, que es la reducción de una obra exterior al sujeto que realiza.
Para entender mejor lo que es la poiesis, tenemos que saber que proviene del griego, cuya palabra significa creación o bien producción. Viene derivada del verbo hacer o también del verbo crear. Platón también utilizaba esta palabra, sobretodo cuando quiere definir en El banquete, dicho banquete es un diálogo platónico escrito en el años, de esta obra sale el término tan conocido mundialmente como el “amor platónico” escrito en el 380 a.C. aproximadamente, en el cual habla sobre el amor pero en este caso lo utiliza a modo de “la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser”. La idea de amor platónico surge gracias a la gran visión filosófica de la mente de Platón sobre el amor; Platón denominaba amor platónico esa clase de afecto en el cual se trata únicamente de un amor físico o de un amor no correspondido por causas diversas, por lo tanto el amor platónico surge cuando la idea de amor es únicamente un ideal, ya que nunca habrá nada más.
Él cree en la unión del fin con el bien, y ni se le ha pasado por la cabeza que pueda suceder un conflicto entre fines morales. También hay que decir que, en el teleologismo de Aristóteles, dice que el fin es algo que tiende a ir bien, y el bien es llevar a buen término el final que debe ser realizado y cumplido, la realización de su pragmatismo y de su gran potencialidad
Todo tiene un fin, tiene que haber un fin último. Porque si todos los fines se comunicasen entre ellos y todo fuese una cadena de fines interrelacionados, nunca se acabaría, podríamos llegar hasta el infinito y seguir con los fines. Hasta que llegaríamos a la conclusión que los fines son fines que no sirven de nada, que carecen de sentido y de valor. Serian innecesarios, absurdos, nada prácticos, y cualquier adjetivo que sirva para describir algo realmente inútil. Pero resulta que los fines sí existen, y por ello sabemos, que hay un fin, que por si mismo, sea el último de todos.
El fin último del que llevo hablando todo este tiempo, este fin, es lo que conocemos como “felicidad” (eudaimonía). Por esto es conocida la ética aristotélica, eudemonista, porque dice que "El  fin último que persigue el hombre es la felicidad”
Cada objeto y cada elemento que hay sobre la Tierra tiene una función propia que viene determinada por su naturaleza. Por ejemplo, unas tijeras tienen la función de cortar, si no cortan, diremos que son unas tijeras “malas”, en cambio, si resulta que sí cortan, diremos que son unas “buenas” tijeras, porque están realizando adecuadamente su función.
Del tal manera que las substancias tienen su propia función, los hombres en la Tierra también. La felicidad consiste por lo tanto en actuar de forma con la función propia del hombre.  Si el hombre sigue este camino, le llevará a la felicidad. En cambio, si no los realiza, se tratarán de vicios que le irán alejando de la felicidad. Ya que, como he dicho antes, hay personas que consideran que la felicidad se alcanza con riquezas, honores, fama y placer. Pero Aristóteles vive con la firme idea que  todo eso son simplemente “bienes externos”, que no son perseguidos por ellos mismos, solamente los utilizamos como medio para llegar a la felicidad. La felicidad se basta a si misma, ya que es autárquica y perfecta. Todo el resto de bienes externos, pueden hacer que nos acerquemos a la felicidad,  pero jamás, por tener posesión de alguno de estos bienes externos, seremos felices completamente, únicamente nos sirven de complemento.
Según Aristóteles, hay tres tipos de bienes:
1)     Bienes externos: riqueza, honores, fama, poder…
2)     Bienes del cuerpo: salud, placer, integridad…
3)     Bienes del alma: la contemplación, la sabiduría…

Los seres humanos no podemos ser felices únicamente con uno de los tres tipos de bienes según  Aristóteles… Únicamente con riqueza, o con placer, o con contemplación. Si no que necesitamos algo  más que todo eso. En esto es en lo que nos diferenciamos en gran parte de los animales. Porque estos bienes, aun que no sean suficientes, ayudan a llegar a la felicidad. En este tema concreto, Aristóteles mantiene una actitud severa y firmemente realista: “El bien no puede ser algo iluso he inalcanzable. Sin ciertos bienes exteriores, como por ejemplo la salud, o la riqueza, o el placer…
Por lo que la felicidad eudaimonía, es conocido como el bien supremo, el bien que no tiene otro fin, que es ese su fin. Después, hay que mirar en que consiste el bien para cada ser.
El bien es energía, es un acto que define a cada ser y que es propio de cada uno de ellos de una forma distinta. A lo que me refiero es que se trata de aquella persona que viene determinada por su propia y única esencia o naturaleza.  Y sabiendo que la naturaleza del hombre proviene de la función específica y concreta de su propia alma, de su pensamiento, de su felicidad, de todo esto consistirá para que un alma este bien, para ello, se necesita la contemplación.
El bien mas importante y mayor para un hombre, será el total y completo desarrollo de todo aquello que le parece mas esencial, como por ejemplo la actividad contemplativa, la observación y la inteligencia.
Finalmente, la virtud de la sabiduría, será la que de al hombre la verdadera felicidad, llegando al bien final. Aunque tenga que combinarlo con otros bienes exteriores y otras virtudes.

lunes, 14 de mayo de 2012

EL OLOR COMO SÍMBOLO DE IDENTIDAD


                El ser humano lleva utilizando perfume desde la Edad de Piedra, su elaboración consistía en quemar diversas plantas aromáticas, y toda la fragancia salía despedida en forma de humo, de ahí viene su nombre “Per Fum” (por medio del humo). Sin embargo, los primeros perfumes para uso humano surgieron en Egipto. Hasta llegar al punto de que en el momento que abrieron la tumba del faraón Tutankamon, estaba repleta de frascos de perfumes, los cuales seguían oliendo pasados los 30 siglos. En un principio los perfumes se utilizaban para seducir a los hombres y posteriormente para ahuyentar las enfermedades. El perfume lleva en nuestra vida desde tiempos inmemorables. La mayoría de la población española utiliza perfume de forma cotidiana. En un estudio de consumidores Worldpanel Usage, de TNS Worldpanel, el 61% de los españoles utiliza perfume, 65% de las mujeres y el 55% de hombres se perfuman, mientras que los franceses tienen un porcentaje del 74%, ya que el perfume para los franceses es considerado como producto nacional, este podría ser uno de los motivos por el cual la novela está ambientada en parís. La pregunta es… ¿Por qué? ¿Por qué nos empeñamos en tener un olor característico, puesto que ya tenemos un olor propio? Los perfumes están en cosméticos, limpiadores, se utiliza para el cuerpo, la ropa, el ambiente, alimentos aromatizados… ¿Acaso el olor nos identifica? ¿Nos da una imagen? ¿El sentido del olfato es más potente de lo que imaginamos?
Una de las teorías de que los perfumes sean tan utilizados es que el olfato capta los olores como mensajes disparadores de sensaciones y reacciones. Esto puede deberse al estimulo odorífero que tiene una ruta neurológica directa hasta el bulbo olfativo, donde se piensa que es la zona en la cual radican los sentimientos, los afectos y la emotividad.
Según el artículo de Checa Gómez y el libro de “El Perfume”, dice que cada persona tiene un olor característico. Sin embargo, las personas somos animales, con diferentes cualidades cada uno y diferentes de otros animales, pero al fin y al cabo, seguimos siendo mamíferos. Opino que no todos tenemos un olor característico que nos identifique, nuestro hedor es similar en todos los aspectos. Si todos hiciésemos lo mismo oleríamos igual, puesto que todos sudamos, nos ensuciamos y nos bañamos. Algunos debido a su genética olerían más fuerte más fácilmente y otros no. La cuestión es que a día de hoy, podemos identificar si una persona ha estado en determinado lugar por el olor que ha dejado. Pero no identificamos su olor propio, sino que la fragancia que lleva consigo, que nos hemos acostumbrado tanto a olerla  hasta el punto de reconocerla e identificar de quien proviene.  También es cierto que cada perfume huele de forma distinta dependiendo de la piel en la que se deposita, pero sigue oliendo principalmente a la mezcla de flores y aromas que suelen mezclar en el perfume.
El olor de una persona hace que esté clasificada de un modo o de otro. Pero de un modo más generalizado, en el sentido de que es una persona higiénica o no. El olor con el que te percibe el resto de personas es muy importante, si tienes un olor desagradable, la gente intentará alejarse de ti, puesto que tu presencia es un estorbo, hace que sientan que están en suciedad. En cambio, con un olor agradable, la demás gente captará ese olor embriagador y deseará estar a tu vera, ya que un buen olor siempre es bien recibido.
Se dice que con la evolución del humano, se irguió ampliando su campo visual y alejándose del suelo, eso hizo que desarrollase más la visión y dejase de lado el olfato.
Concluyendo este ensayo, de todo sobre lo que os he hablado, son ideas propias, pero basadas en diversos artículos que me han llevado ha sacar estas conclusiones. Finalmente, llego a la conclusión que un perfume sí puede ser un símbolo de identidad, pero si no usamos un perfume no somos invisibles, simplemente no se nos atribuye un olor y no se nos reconoce si quitamos el sentido de la vista.


Webgrafía:

Bibliografía:
El perfume. Historia de un Asesino. , Patrick Süskind